En décadas recientes, el calentamiento global causado por actividades humanas podría estar provocando una nueva desaceleración, por lo que científicos han trabajado para averiguar cuándo y dónde podría ocurrir otro debilitamiento porque desencadenaría un efecto dominó en los patrones climáticos del planeta.
Un par de investigadores en Dinamarca acaban de ofrecer una respuesta a través de un artículo publicado en «Nature Communications»: un agudo debilitamiento o incluso un colapso podría suceder durante el siglo actual.
A decir de Susanne Ditlevsen, profesora de estadística en la Universidad de Copenhagen, fue una sorpresa que sus análisis mostraran un colapso potencial tan pronto. Además, suman a la creciente evidencia científica acerca de cómo las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por actividades humanas contribuyen a alcanzar puntos de inflexión, es decir, cambios difíciles de revertir en el medio ambiente.
Especialistas apuntaron como emisaria de estos puntos de inflexión a la circulación de vuelco meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés).
Se trata de corrientes que llevan aguas cálidas de los trópicos al sureste de Estados Unidos y al norte de Europa. Cuando el agua liberan su calor en el aire del norte, se vuelve más fría y densa, por lo que se hunde en las profundidades del océano y regresa al ecuador.
Este efecto de hundimiento permite a las corrientes transferir enormes cantidades de calor alrededor de la Tierra, así que son sumamente influyentes no sólo para el clima del Atlántico, sino también del resto del mundo.
A medida que las personas contribuyen a calentar la atmósfera, la capa de hielo de Groenlandia se derrite y agrega grandes cantidades de agua dulce al Atlántico Norte, causando una disrupción en el balance de calor y salinidad que mantiene el hundimiento.
Una parte del Atlántico ubicada al sur de Groenlandia se ha enfriado en años recientes, creando una «mancha fría» que algunos científicos considerar como un signo de que el sistema se está desacelerando.
Aunque los investigadores todavía están estudiando los efectos potenciales de este debilitamiento, por ahora se cree que gran parte del hemisfero norte podría enfriarse, las costas de Norteamérica y Europa podrían registran un aumento del nivel del mar más rápido, el norte europeo experimentaría inviernos con más tormentas, mientras que el Sahel en África y las regiones monzónicas de Asia probablemente tendrían menos lluvia.
Ditlevsen y su hermano, Peter, realizaron análisis basados en datos de 1870 a 2020 de la temperatura superficial del océano. Luego usaron las propiedades matemáticas de sistemas de puntos de inflexión predecir cuándo la corriente del Atlántico Norte podría colapsar.
Según sus hallazgo, ocurriría a mediados del siglo actual: podría ser tan pronto como en 2025 y tan tardío como en 2095.
Sus análisis no asumen específicamente qué tanto aumentarían las emisiones de gases de efecto invernadero. Sólo asumen que fuerzas asociadas al colapso de la AMOC continuarían a un ritmo sin cambios.