Señaló que los nuevos contratos de la CFE exigen a los usuarios de parques y naves industriales realizar inversiones en líneas de transmisión y subestaciones eléctricas para suministrar el servicio, lo que hace inviables proyectos de inversión.
«Con la finalidad de lograr que venga la inversión, el Gobierno estatal agrupa por zonas a inversionistas para que se repartan el costo de estas inversiones en infraestructura que será propiedad de CFE, pues esa actividad de transmisión y distribución le está reservada a la empresa estatal».
Advirtió que hay 20 nodos (uniones de la red de transmisión eléctrica) a nivel nacional de la CFE que ya están saturados.
«Tenemos suficiente capacidad de generación en México, donde sí participa el sector privado, pero no en todas las zonas. Algunas son deficitarias y otras, como el noreste, superavitarias, es decir, acá generamos más electricidad en comparación con lo que se consume».
Especificó que en el área metropolitana de Monterrey, por ejemplo, hay una capacidad de generación de 8 gigawatts (8 mil megawatts), pero el consumo es de sólo 6 megawatts, por lo que en generación es una zona ligeramente «sobrada».
«Pero lo que sí está limitado es la capacidad de las líneas de transmisión y distribución, una actividad reservada a la empresa estatal (CFE). Tampoco hay suficientes subestaciones eléctricas, que son las que bajan el voltaje de la potencia de 400 mil volts a la que viaja el fluido en torres de alta tensión o de 230 mil volts en los anillos de media tensión».
Indicó que sólo cuatro usuarios en Monterrey usan la alta tensión y muy pocos la media, pues la inmensa mayoría de la industria y usuarios domésticos se surten de las líneas de 115 mil volts, pero no hay suficientes subestaciones con los trasformadores que reducen la potencia.
La alternativa que les presenta la CFE a los consumidores es que tiendan sus líneas de transmisión e instalen una subestación que transforme la electricidad a menor voltaje, pero que en ambos casos pasarán al monopolio de la empresa estatal.
«Lo más grave es que un parque industrial promedio utiliza entre 20 a 25 megawatts de electricidad, pero le piden que instale una línea y una subestación de 125 megawatts, por lo que el Gobierno estatal agrupa a varios usuarios para que se repartan el costo de esa inversión que le corresponde a CFE».
La CFE también tiene problemas de capacidad de generación eléctrica, añadió Salinas, que «en teoría» es de entre 86 mil y 90 mil megawatts (86 y 90 gigawatts), pero debido a que sus centrales son muy viejas, con al menos 40 años, su ineficiencia reduce su capacidad a un nivel real de sólo 46 mil megawatts, poco arriba de lo que en teoría puede generar.
«Así que si el consumo nacional anda en alrededor de 46 mil megawatts, y quizá pueda subir en ocasiones a cerca de 48 mil, está en el límite y de no ampliar su capacidad en un par de años, esto podría hacer crisis».
Emilio Sáenz, consultor en energía, señaló que también sería esperable una crisis de falta de energías limpias, como la eólica y solar, algo que requieren las inversiones que llegan a México porque se los demandan sus cadenas de valor para evitar que se les cierren los mercados de exportación, en donde sí hay una integración mayor.
«Hay compromisos de cumplimiento de integración de energías limpias que deben de cumplir estas empresas para poder entrar a otros mercados».
Salinas recordó que el Gobierno y la Secretaría de Energía están obligados a hacer una planeación de largo plazo a través del Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Procesen).
«Pero conforme al último plan, que se hizo en el 2018, las inversiones en transmisión y distribución de los últimos cuatro años son inferiores en 160 mil millones de pesos a lo que debieron haber sido», expuso.
«Si la demanda está creciendo a un ritmo de 3 por ciento anual, pero la inversión al 1 por ciento anual, es preocupante, por eso se escucha todos los días que hay gente que tiene temores acerca de si habrá suficiente electricidad».
Salinas añadió que la infraestructura de distribución está completamente saturada en México, más en los mayores centros de consumo del fluido como Nuevo León, Jalisco, El Bajío, Chihuahua y Tijuana.