El Gobierno de México anunció la nacionalización de 13 plantas de generación de energía eléctrica de Iberdrola.
La operación forma parte de un convenio firmado entre ambas partes en el que se acuerda la compra de estas plantas para que sean operadas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Con esta venta, Iberdrola se deshace de casi tres cuartas partes de la potencia instalada que tenía en México, lo que significa un cambio significativo en su posición en el mercado energético mexicano.
El acuerdo se produce en un momento en que el gobierno de México ha advertido su preocupación por la dependencia energética del país de los proveedores externos, especialmente de Estados Unidos.
Además, el gobierno ha impulsado una serie de cambios en la regulación del sector energético para favorecer a la CFE, lo que ha generado críticas por parte de algunos sectores empresariales y la Unión Europea.
En cualquier caso, esta operación marca un hilo en la relación entre el gobierno de México y las empresas privadas en el sector energético, y será seguida con atención por los analistas y los inversores en los próximos meses.