Las medidas tomadas por Occidente contra el petróleo ruso han hundido su cotización en su primera semana en vigor.
Lo anterior es a pesar de que el tope impuesto es de 60 dólares por barril para evitar que el Kremlin pueda financiar su maquinaria bélica, su precio ha caído y no llega a los 44 dólares, más de un 25% por debajo del límite que se impuso para su comercialización.
Informaron que es porque Rusia necesita encontrar clientes alternativos a la Unión Europea, hasta ahora uno de los principales importadores de Moscú y que ha decidido no comprar más crudo ruso por vía marítima.
Asimismo, sus socios asiáticos piden descuentos porque ya cuentan con otros proveedores.
Cabe mencionar que según el Ministerio de Economía ruso, el barril de petróleo Urals cotizaba en noviembre a un coste medio de 78,3 dólares y tras confirmarse la aplicación de estas sanciones, su valor comenzó a desplomarse hasta los 47,3 dólares por unidad el pasado 7 de diciembre
Es decir, un 39,5% menos que lo que valía antes del embargo y un descuento del 21%, por lo que estas sanciones abren un nuevo capítulo en el que podría tambalearse incluso la concordia con el cartel de los países productores de petróleo.
“Tenemos un acuerdo con la OPEP+ sobre el objetivo de producción, pensaremos sobre ello”, subrayó Putin.
Por su parte, el cartel ha decidido mantener su suministro de petróleo al mercado, aunque todos miran por sus intereses.
Es importante destacar que el club P&I, el cartel de las aseguradoras marítimas que cubre a más del 90% de los navíos del planeta, tiene su sede en Londres e incluso Turquía, muy suave hasta ahora al permitir el contrabando de productos a Rusia, ha comenzado a exigir a los barcos que cruzan el Bósforo que demuestren que tienen todos los documentos en vigor.
Finalmente, la cotización de otro barril ruso, el ESPO, no ha notado este embargo porque el suministro de este crudo extraído de Siberia está dirigido a través de oleoductos a China y otros países del Pacífico.