Ciudad Juárez.— Alrededor de fogatas en las que prepararon café, sopa y caldo de pollo, migrantes permanecieron ayer en el campamento venezolano ubicado en el bordo del río Bravo, ante las bajas temperaturas y la lluvia que se vivieron en la ciudad. 

“Sí hay gente”, se leía sobre los cartones remojados que han colocado muchos de los sudamericanos sobre sus casas de campaña, con el fin de evitar que cuando salgan del campamento, algunos de ellos a trabajar, las autoridades municipales retiren sus carpas y cobijas.

“Desperté y sentí que estaba todo mojado, y mi carpa era una piscina”, narró uno de los sudamericanos que formaba parte de un grupo de hombres que trataban de calentar sus pies y manos alrededor de una fogata, algunos de ellos envueltos en plásticos y otros con huaraches por falta de calcetines y zapatos. 

De pronto, su día mejoró un poco cuando un juarense llegó con costales de leña que les regaló y otro hombre arribó con bolsas con pan dulce.

Mientras que algunos protegían con plásticos sus casas de campaña, otros observaban cómo los agentes de la Patrulla Fronteriza del Sector El Paso iniciaban el procesamiento de grupos de diversas nacionalidades, que se acababan de entregar en busca de asilo político en Estados Unidos. 

Después de que eran trasladados en patrullas hasta el puesto temporal de operaciones instalado junto al bordo del río Grande, los migrantes se protegían con sábanas térmicas mientras eran subidos a camiones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de los Estados Unidos.

“Yo no me voy a entregar, tengo más de 20 días aquí y los que se fueron el 16 y 17 de noviembre ya están regresando; los mandaron a otras fronteras, pero ahora cuando regresan ya no tienen ni carpa ni cobijas y ya tienen un récord allá”, narró Axel, como pidió ser identificado el hombre que dijo viajar solo y por eso soporta las bajas temperaturas que se viven en la ciudad. 

“No entre, perro bravo”, “Sí hay gente, perro bravo”, “No abra”, forman también parte de los letreros que han colocado los venezolanos afuera de sus carpas, en donde ayer la mayoría de ellos se encontraban resguardados, mientras que otros se levantaron temprano para ir a trabajar y unos más ofrecían dulces en el semáforo de las calles Oro y Bernardo Norzagaray. 

Los sudamericanos que dijeron tener desde dos hasta más de 20 días viviendo frente a Estados Unidos, pidieron apoyo, ropa de invierno y cobijas, ya que la lluvia les mojó ayer todo lo que tenían. 

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