«He venido para pedirle que tome conciencia de que nuestros países (…) son víctimas económicas de estas crisis», declaró Sall en Sochi al inicio de su reunión.
Las Naciones Unidas temen un «huracán de hambrunas», ya que los barcos de grano no pudieron salir de los puertos ucranianos por el conflicto, y advierten que esta crisis afecta sobre todo a los países de África, que importan más de la mitad de su trigo de Ucrania y Rusia.
Esto situó el precio de los cereales y los aceites por encima de los alcanzados en la Primavera Árabe en 2011 y en las revueltas del hambre en todo el mundo en 2008.
Sall señaló que los Estados de África sufren las consecuencias de la ofensiva rusa en Ucrania a pesar de que «la mayoría de los países africanos evitaron condenar a Rusia» en las dos votaciones en la ONU.
El senegalés también explicó que la tensión alimentaria provocada por el conflicto se vio agravada por las sanciones de las potencias occidentales que afectan a la cadena logística, comercial y financiera de Rusia.
Éstas, apuntó, provocaron que África «no tenga acceso a los cereales que vienen de Rusia, ni a sus fertilizantes», por lo que pidió que el sector alimentario quede «fuera de las sanciones».