Greg Abbott, gobernador de Texas, dio a conocer que a partir del 10 de marzo abrirá todos los tipos de establecimientos y centros de reunión, con lo que eliminará todas las restricciones estatales, incluso el uso de cubrebocas obligatorio.
Aunque los condados con más de 15% de tasa de hospitalizaciones en las últimas dos semanas pueden reactivar las medidas restrictivas, tal como el caso de El Paso que tiene a la fecha 17%.
Ricardo Samaniego, juez del Condado de El Paso, quien es autoridad ejecutiva y administrativa, expresó su preocupación por la decisión del mandatario.
“El Paso tiene cerca de 280 cuerpos en la morgue y en total han sido reportadas 2 mil 089 muertes” confirmadas a COVID-19, expresó el Juez del Condado.
“La orden del gobernador Greg Abbott de ya no hacer obligatorio el uso de mascarillas sería el equivalente a que dijera que no debemos llevar nuestros cinturones de seguridad y que sería buena idea”, recalcó Samaniego.
Aseguró vía Twitter que los paseños “hubieran apreciado” condolencias por parte del Gobernador para las familias que perdieron seres queridos y los trabajadores de salud agradecerían “si se enfocara en los peligros de la nueva variante del virus que está emergiendo rápidamente”.
Representantes legislativos de El Paso igualmente señalaron como peligrosa la acción del gobernador Abbott para levantar las medidas y eliminar el uso obligatorio de cubrebocas, pues contradice las advertencias de expertos de salud y las medidas emitidas por los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Aún no hay suficientes vacunados contra COVID-19 para generar la inmunidad colectiva, llamada inmunidad de rebaño. 3.5 millones de texanos han recibido al menos una dosis de vacuna contra coronavirus, pero falta de recibir la segunda inyección y representan sólo el 8% del total de los habitantes, lejos de una inmunidad colectiva que proteja a la población, según expertos de salud citados por medios texanos.