El sábado pasado, las calles de Chilpancingo, Guerrero, se llenaron de rabia y decepción en el marco del décimo aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.

El caso, que conmocionó a México y al mundo hace una década, sigue sin resolverse, y los familiares de los desaparecidos han expresado su frustración con la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en su momento prometió hacer justicia.

Los actos conmemorativos comenzaron con la inauguración de un espacio de recuerdo en la capital de Guerrero, en donde se colocaron placas con los nombres y fotografías de los estudiantes desaparecidos, un acto cargado de simbolismo y dolor.

La protesta no solo fue un llamado por justicia, sino también una condena al gobierno de López Obrador, a quien muchos de los manifestantes acusaron de incumplir su promesa de esclarecer el caso.

El clamor de las madres, que durante una década han buscado incansablemente respuestas, fue acompañado por los gritos de los estudiantes y activistas que se unieron a las manifestaciones.

Los normalistas, con pancartas y consignas, condenaron lo que consideran una «traición» por parte de las autoridades y exigieron que la investigación se realice de manera exhaustiva.

Con el cambio de mando presidencial el próximo 1 de octubre, los familiares de los 43 esperan que el gobierno entrante ponga fin a su búsqueda de justicia.

El décimo aniversario de la desaparición de los normalistas llega en un momento clave para el país, con el relevo presidencial a la vista y con la promesa renovada de que las familias de los 43 no serán olvidadas. Sin embargo, el escepticismo es palpable entre quienes han visto pasar años sin avances significativos en la investigación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *